miércoles, 31 de octubre de 2007

El nuevo inquilinaje.

Hay temas actuales que la prensa no quiere cubrir, políticos, investigadores y demases han pasado por alto durante mucho tiempo sucesos que en la vida diaria nos denotan que la afamada modernidad y desarrollo no son más que destinos utópicos.

Los distintos procesos de cambio generados en nuestra historia, parecen ser meros arreglos desde arriba, incluso la transición a la democracia se presenta como una de las grandes paradojas de vivir en un país tercermundista condenado a la monoproduccion, explotación y el subdesarrollo.

Extrañamente la esquina de mi cuadra parece oscurecerse, la presencia de la funeraria indica que para algunos la muerte es un buen negocio y que más da, si total hoy en día en auras de la globalización todo puede ser rentable.

En la funeraria generalmente hay tres personas exceptuando los chóferes; de las tres personas una es la jefa, la otra es la ayudante y el último por así decirlo es el inquilino.

¿Por qué inquilino? ¿Acaso eso no era un rasgo colonial? (…) ¿Acaso no me habían dicho que eso había terminado?.

Al parecer no es así, el sujeto que denomino como inquilino posee ciertos rasgos que me hacen pensar en el viejo inquilinaje, vamos a ver: la funeraria como sede posee función triple, es oficina, florería y hogar por ende quien vive ahí debe estar todo el dia trabajando hasta que termine la jornada (algo no muy distinto a la rutina de muchos), aunque la diferencia solo la ve el inquilino que es quien “trabaja en su hogar” que tampoco es su propio hogar, pues el riesgo de errar o de no abrir la puerta a las tantas de la madrugada cuando se muere alguien inesperadamente, pueden ser causales de despido y así como sucedía en las grandes haciendas, el sujeto puede quedar en la calle.

-“que bueno que estés estudiando… -me dijo y continuo esbozando la historia de su hijo quien no pudo estudiar una carrera pero oficiaba de mecánico en la actualidad, aunque no sabia mucho de el, dado que el como obrero no calificado, nunca pudo encontrar un trabajo estable lo que lo obligaba a ir a trabajar donde le ofrecieran.

Los largos periodos en que debía estar alejado de su “hogar”, le pasaron la cuenta cuando el día en que volvió se dio cuenta que ya no tenia un hogar, los periodos de desaparición hicieron que su familia ya no lo considerara necesario.

Esta primera privación, le hicieron caer en la oferta de trabajar para una empresa funeraria, en donde el por la mañana y la tarde funcionaria como trabajador en todo sentido(ya que hacia de todo lo que hubiese que hacer en el día, hasta adelantarle el trabajo a la jefa ) y por la noches seria cuidador y responsable de la sucursal, por lo cual su responsabilidad laboral debe funcionar las 24 horas del día, siendo que en el contrato figuran las 8 horas permitidas por la ley, mas un bono(regalo de la jefa por ser tan eficiente) que lo hacen recibir un poco mas del sueldo mínimo.

Y es así como se le pasa la vida a este señor, ocupando un porcentaje bastante alto de su tiempo en el bienestar de la empresa y de sus patrones, de no hacerlo se hace presente el miedo de volver a perder lo que en algún momento de su vida fue su hogar.

Debo reconocer que esta analogía al inquilino esta bastante desfasada en el tiempo, pero si consideramos al inquilino como “concepto” de una forma de explotación en tiempos coloniales; nos percataremos de que el empresario se enviste como colonizador desde un lejano centro de poder (en este caso Santiago, la capital que es en donde se encuentra la casa matriz de la empresa) y este señor sin calificación laboral no se diferencia mucho del viejo peón gañan.

Por ultimo solo me queda señalar, que al momento de conversar con el individuo acerca de su situación laboral, paradójicamente corrige mis expresiones de sorpresa (ya que estaba bastante sorprendido por la forma en que vivía), el me corrige; -No si los patrones no son tan malos, si me muero hoy, los jefes se rajan con el funeral y el nicho en el cementerio…-, por lo menos tengo donde caerme muerto.

jueves, 25 de octubre de 2007

3-11-32

El siguiente ejercicio etnografico -si se puede decir- es un intento de retratar en tiempos de crisis a aquellos que no llenan los libros de historia.
Bajo este experimento historico-narrativo, no deja de ser una interpretacion subjetiva, indagando y apostando por leer entre lineas y esbozar alguna de las muchas historias que se tejieron en las calles de esta ciudad.

Al 3 de Noviembre del 32:

Petronila sabía donde quería llegar. Veintidós años de vida en la ciudad, le habían enseñado a insistir y a pesar de las coincidencias, malestares y pesares que se presentan en el camino, seguir siempre adelante.

Almiro, por otra parte, creció pensando en el, hasta que comprendió de alguna manera, que el debía luchar por las causas comunes de la gente que como el sufría los avatares de la extraña parodia del mundo, que los ubico en el lugar mas bajo, de una sociedad dividida en clases.
El sabia que tarde o temprano, debía optar por un oficio, la sociedad que en los 20 se mostraba con la mirada hacia el futuro, le hicieron aprender la epistemología de la corriente, entre cigarros, circuitos, watts y alguno que otro apunte de Marx, comenzó su carrera de electricista.

Por esas casualidades de la vida, Petronila y Almiro se conocieron y decidieron iniciar una vida juntos, ellos como tantos otros esperaban una vida mejor, esa vida que desearon tener cuando niños.
Tenían ideas diferentes, pero sin duda alguna compartían un sueño, ese de hacer una vida.

En aquellos tiempos y como ahora, la vida no era para nada de fácil, mas aun para Almiro, que de alguna u otra forma estaba conciente de que su trabajo era plusvalía y que alguien ganaba el doble con su esfuerzo, por lo cual nunca guardo muy buenas relaciones con los jefes.
El 29, colapso el mundo, la crisis mundial del capitalismo y la previsible crisis del salitre que se venia avecinando desde hace bastante tiempo ya, le hicieron la vida aun mucho mas cruda a estos dos personajes incógnitos en la historia de las calles de Iquique.
Como electricista independiente era imposible encontrar trabajo ya que como el habían muchos que volvían resignados de dejar atrás una vida en la pampa salitrera, de igual manera la dinámica interna de las dos mencionadas crisis hicieron del pais, uno de los mas afectados a nivel mundial, lo cual sobrecargo de muros el andar de Petronila y Rubén.

No había para comer, los nervios de Almiro comenzaron a transformarlo en una persona violenta, Petronila quien le exigía los medios necesarios para vivir, debió soportar los innumerables descargos y ataques de rabia de su compañero ya totalmente absorbido por la situación en la que se encontraban, el, sus vecinos y amigos.
Con 29 años de vida Almiro propino sus últimos golpes, dos balas en la cabeza, son mas que suficiente para detener a un desafortunado joven que se encontraba en el lugar mas lodoso del charco. A las 5:20 Petronila confiesa frente aun cabo que en la calle Barros Arana #120, se encontraba el cadáver de su difunto compañero, al cual ella misma dio muerte para no ser ella la difunta.
Así cerraría las paginas de su historia, no por que alguno quiso tener aquel destino, simplemente sucedió que la paradójica aventura de vivir en sociedad y ser “humano” en medio de una crisis económica, esta trazo caminos de sangre en el andar cotidiano de los que lamentablemente se encontraban dentro del sector mas afectado por los vaivenes de una historia en donde los beneficiados no eran ellos.