jueves, 25 de octubre de 2007

3-11-32

El siguiente ejercicio etnografico -si se puede decir- es un intento de retratar en tiempos de crisis a aquellos que no llenan los libros de historia.
Bajo este experimento historico-narrativo, no deja de ser una interpretacion subjetiva, indagando y apostando por leer entre lineas y esbozar alguna de las muchas historias que se tejieron en las calles de esta ciudad.

Al 3 de Noviembre del 32:

Petronila sabía donde quería llegar. Veintidós años de vida en la ciudad, le habían enseñado a insistir y a pesar de las coincidencias, malestares y pesares que se presentan en el camino, seguir siempre adelante.

Almiro, por otra parte, creció pensando en el, hasta que comprendió de alguna manera, que el debía luchar por las causas comunes de la gente que como el sufría los avatares de la extraña parodia del mundo, que los ubico en el lugar mas bajo, de una sociedad dividida en clases.
El sabia que tarde o temprano, debía optar por un oficio, la sociedad que en los 20 se mostraba con la mirada hacia el futuro, le hicieron aprender la epistemología de la corriente, entre cigarros, circuitos, watts y alguno que otro apunte de Marx, comenzó su carrera de electricista.

Por esas casualidades de la vida, Petronila y Almiro se conocieron y decidieron iniciar una vida juntos, ellos como tantos otros esperaban una vida mejor, esa vida que desearon tener cuando niños.
Tenían ideas diferentes, pero sin duda alguna compartían un sueño, ese de hacer una vida.

En aquellos tiempos y como ahora, la vida no era para nada de fácil, mas aun para Almiro, que de alguna u otra forma estaba conciente de que su trabajo era plusvalía y que alguien ganaba el doble con su esfuerzo, por lo cual nunca guardo muy buenas relaciones con los jefes.
El 29, colapso el mundo, la crisis mundial del capitalismo y la previsible crisis del salitre que se venia avecinando desde hace bastante tiempo ya, le hicieron la vida aun mucho mas cruda a estos dos personajes incógnitos en la historia de las calles de Iquique.
Como electricista independiente era imposible encontrar trabajo ya que como el habían muchos que volvían resignados de dejar atrás una vida en la pampa salitrera, de igual manera la dinámica interna de las dos mencionadas crisis hicieron del pais, uno de los mas afectados a nivel mundial, lo cual sobrecargo de muros el andar de Petronila y Rubén.

No había para comer, los nervios de Almiro comenzaron a transformarlo en una persona violenta, Petronila quien le exigía los medios necesarios para vivir, debió soportar los innumerables descargos y ataques de rabia de su compañero ya totalmente absorbido por la situación en la que se encontraban, el, sus vecinos y amigos.
Con 29 años de vida Almiro propino sus últimos golpes, dos balas en la cabeza, son mas que suficiente para detener a un desafortunado joven que se encontraba en el lugar mas lodoso del charco. A las 5:20 Petronila confiesa frente aun cabo que en la calle Barros Arana #120, se encontraba el cadáver de su difunto compañero, al cual ella misma dio muerte para no ser ella la difunta.
Así cerraría las paginas de su historia, no por que alguno quiso tener aquel destino, simplemente sucedió que la paradójica aventura de vivir en sociedad y ser “humano” en medio de una crisis económica, esta trazo caminos de sangre en el andar cotidiano de los que lamentablemente se encontraban dentro del sector mas afectado por los vaivenes de una historia en donde los beneficiados no eran ellos.

0 comentarios: