Hay temas actuales que la prensa no quiere cubrir, políticos, investigadores y demases han pasado por alto durante mucho tiempo sucesos que en la vida diaria nos denotan que la afamada modernidad y desarrollo no son más que destinos utópicos.
Los distintos procesos de cambio generados en nuestra historia, parecen ser meros arreglos desde arriba, incluso la transición a la democracia se presenta como una de las grandes paradojas de vivir en un país tercermundista condenado a la monoproduccion, explotación y el subdesarrollo.
Extrañamente la esquina de mi cuadra parece oscurecerse, la presencia de la funeraria indica que para algunos la muerte es un buen negocio y que más da, si total hoy en día en auras de la globalización todo puede ser rentable.
En la funeraria generalmente hay tres personas exceptuando los chóferes; de las tres personas una es la jefa, la otra es la ayudante y el último por así decirlo es el inquilino.
¿Por qué inquilino? ¿Acaso eso no era un rasgo colonial? (…) ¿Acaso no me habían dicho que eso había terminado?.
Al parecer no es así, el sujeto que denomino como inquilino posee ciertos rasgos que me hacen pensar en el viejo inquilinaje, vamos a ver: la funeraria como sede posee función triple, es oficina, florería y hogar por ende quien vive ahí debe estar todo el dia trabajando hasta que termine la jornada (algo no muy distinto a la rutina de muchos), aunque la diferencia solo la ve el inquilino que es quien “trabaja en su hogar” que tampoco es su propio hogar, pues el riesgo de errar o de no abrir la puerta a las tantas de la madrugada cuando se muere alguien inesperadamente, pueden ser causales de despido y así como sucedía en las grandes haciendas, el sujeto puede quedar en la calle.
-“que bueno que estés estudiando… -me dijo y continuo esbozando la historia de su hijo quien no pudo estudiar una carrera pero oficiaba de mecánico en la actualidad, aunque no sabia mucho de el, dado que el como obrero no calificado, nunca pudo encontrar un trabajo estable lo que lo obligaba a ir a trabajar donde le ofrecieran.
Los largos periodos en que debía estar alejado de su “hogar”, le pasaron la cuenta cuando el día en que volvió se dio cuenta que ya no tenia un hogar, los periodos de desaparición hicieron que su familia ya no lo considerara necesario.
Esta primera privación, le hicieron caer en la oferta de trabajar para una empresa funeraria, en donde el por la mañana y la tarde funcionaria como trabajador en todo sentido(ya que hacia de todo lo que hubiese que hacer en el día, hasta adelantarle el trabajo a la jefa ) y por la noches seria cuidador y responsable de la sucursal, por lo cual su responsabilidad laboral debe funcionar las 24 horas del día, siendo que en el contrato figuran las 8 horas permitidas por la ley, mas un bono(regalo de la jefa por ser tan eficiente) que lo hacen recibir un poco mas del sueldo mínimo.
Y es así como se le pasa la vida a este señor, ocupando un porcentaje bastante alto de su tiempo en el bienestar de la empresa y de sus patrones, de no hacerlo se hace presente el miedo de volver a perder lo que en algún momento de su vida fue su hogar.
Debo reconocer que esta analogía al inquilino esta bastante desfasada en el tiempo, pero si consideramos al inquilino como “concepto” de una forma de explotación en tiempos coloniales; nos percataremos de que el empresario se enviste como colonizador desde un lejano centro de poder (en este caso Santiago, la capital que es en donde se encuentra la casa matriz de la empresa) y este señor sin calificación laboral no se diferencia mucho del viejo peón gañan.
Por ultimo solo me queda señalar, que al momento de conversar con el individuo acerca de su situación laboral, paradójicamente corrige mis expresiones de sorpresa (ya que estaba bastante sorprendido por la forma en que vivía), el me corrige; -No si los patrones no son tan malos, si me muero hoy, los jefes se rajan con el funeral y el nicho en el cementerio…-, por lo menos tengo donde caerme muerto.
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